lunes, 2 de mayo de 2011

GOLPE DE EFECTO : EEUU Y EL CADÁVER DE BIN LADEN




Para abrir las puertas del «corazón tenebroso» de la guerra hay que devolver al centro el cadáver del enemigo y su uso estratégico



Alto y extremadamente delgado, con un aire de mansedumbre desmentido por los hechos que los Estados Unidos le atribuyeron, Osama Bin Laden, el líder de la red Al Qaeda, alcanzó la definición de “enemigo público número uno” hace casi una década, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en suelo norteamericano. Desde entonces, fue la presa más deseada, más escurridiza para el imperio.
Osama Bin Laden tenía 54 años, había nacido el 10 de marzo de 1957 en Arabia Saudita. Fue el decimoséptimo hijo del jeque Salem Bin Laden, el único de sus 52 hijos que no se dedicó a multiplicar la gigantesca empresa de construcción de su padre. Se graduó en la Universidad Rey Abdul Aziz y, según él mismo contó, tres hechos de fines de la década del ’70 definieron su vocación: los acuerdos de paz impulsados por los Estados Unidos entre Israel y Egipto, la revolución islámica de Irán y la invasión de la URSS en Afganistán. Fue entonces cuando se involucró en la guerra contra las fuerzas soviéticas, buscando fondos para financiar la resistencia afgana, y fue entonces también cuando supo ser un aliado dilecto de Norteamérica. En Afganistán se vinculó con la Jihad Islámica, en su versión egipcia; sobre aquellas relaciones basó la fundación de Al Qaeda, hacia 1987-1988, con un propósito único: la “guerra santa islámica contra los judíos y los cruzados”. Pocos años más tarde, con la Guerra del Golfo, con pies infieles pisando Arabia Saudita, el mismo suelo que había pisado el Profeta, su sociedad con los Estados Unidos viró en enemistad.
Pero recién hacia 1993, después del atentado contra el World Trade Center, Bin Laden comenzó a ser motivo de preocupación para los servicios de inteligencia estadounidenses. Con el apoyo de los talibán en el poder afgano, a mediados de los ’90, Al Qaeda le declaró la guerra a Estados Unidos y anunció que su misión, desde ese momento, sería matar ciudadanos de ese país. “Mientras los israelíes matan a niños inocentes en el Líbano y Palestina, ¿por qué los judíos y los musulmanes inocentes de EE.UU. se callan la boca? Su silencio los hace cómplices. Entonces tenemos que matarlos”, le dijo Bin Laden al periodista paquistaní Hamid Mir. Al Qaeda fue acusada de sostener movimientos terroristas en Afganistán, Sudán, Pakistán, Irán, entre otros países. 
Muchas veces se dio por muerto a Bin Laden; la última fue anoche.



El nuevo director de la Agencia Central de Inteligencia que acaba de proponer Barack Obama, el general David Petraeus, será confirmado por los senadores. Por si quedaba alguna duda, su último puesto fue el de jefe de las fuerzas de la OTAN en Afganistán. Asumirá como director de la CIA con el trofeo de Osama Bin Laden muerto y las manos libres para reforzar las operaciones militares encubiertas. Petraeus fue el arquitecto de las operaciones de George Bush en Irak y en los últimos años apoyó los ataques contra bases de Al Qaeda no sólo en Afganistán sino en Paquistán, donde Bin Laden fue asesinado. La muerte de Bin Laden se produce cuando están a punto de cumplirse diez años del atentado que destruyó las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. En términos prácticos y simbólicos, la operación de la CIA confirma que Washington se aproxima a dejar el lugar de primera potencia económica del mundo a manos de China, pero sigue siendo la primera, a distancia de cualquier otra, en su capacidad de uso de la fuerza, contrainsurgencia incluida.

Obama subrayó la palabra “yo” cuando dijo que él mismo dio la orden de lanzar el ataque contra el santuario donde estaba refugiado Bin Laden en Pakistán. se transformó en el presidente que liquida al enemigo número uno de la hiperpotencia. “Nunca vamos a tolerar que nuestra seguridad se vea amenazada”, dijo Obama.
The Washington Post anunció, antes de la noticia del asesinato de Bin Laden y al comentar la nominación de Petraeus, el comienzo de un período con “una CIA cada vez más militarizada”. 




1 comentario:

  1. Excelente post. Todo eso creo no deja otra sino la interrogante de saber cuándo cesará el conflicto eterno entre estas tierras. Es algo tan inconcluso y se podría decir sin sentido, que me hace retomar la fe en dios pensando que su padre maldijo por siempre a esas naciones, justos por pecadores.

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